Las perforaciones del tabique nasal se presentan por traumatismos, uso de drogas (como cocaína) y algunas enfermedades reumatológicas.
Una perforación septal ocasiona una comunicación de ambas fosas nasales debido a la perforación de la pared que las divide.
Entre estas causas, la más común es por cirugías nasales previas, de acuerdo con algunas publicaciones, aproximadamente un 1% de los pacientes que son sometidos a cirugía de nariz presentan como complicación una perforación del tabique nasal.
Una gran parte de las perforaciones septales posteriores a una cirugía nasal son ocasionadas por un hematoma (acumulación de sangre entre el cartílago del septum y la mucosa que lo recubre) generalmente secundario a algún esfuerzo o algún golpe posterior a la cirugía; esto se puede evitar llevando al pie de la letra las indicaciones del cirujano, evitando al máximo los esfuerzos y golpes, así como el uso de lentes por lo menos un mes y medio posterior a la cirugía.
La perforación del tabique nasal puede generar secuelas funcionales respiratorias, así como secuelas estéticas, tal es el caso de la nariz en silla de montar.
Para la reparación de una perforación del tabique nasal se requieren técnicas quirúrgicas complejas especializadas que permitan rotación de colgajos e injertos para lograr cerrar la comunicación entre ambas fosas nasales, así mismo, si existe una deformidad estética se requiere colocar injertos ya sea de hueso de cadera o costilla o en casos muy específicos aloplásticos para mejorar estéticamente estas secuelas.
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